Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la pobreza entre los adultos mayores de 65 años en Argentina aumentó un 3,1% durante el año 2023. Esto significa que, actualmente, el 17,6% de esta población no cuenta con ingresos suficientes para cubrir el costo de una canasta básica. Estas cifras revelan que más de 960 mil personas de la tercera edad se encuentran en situación de pobreza, representando un incremento de 164.386 individuos en comparación con el año anterior.
Además, se ha observado un significativo aumento en la cantidad de adultos mayores en condiciones de indigencia, es decir, aquellos que no tienen ingresos suficientes para cubrir sus necesidades alimentarias. En el último año, el índice de indigencia en este grupo etario aumentó del 1,7% al 2,6%, lo que equivale a un total de 142.065 personas en situación de indigencia, un aumento de 49.176 individuos.
Los expertos señalan que este incremento en la pobreza entre los adultos mayores está estrechamente relacionado con la pérdida de poder adquisitivo de los haberes jubilatorios, especialmente debido a la inconsistencia de las últimas fórmulas de movilidad jubilatoria. En los últimos meses, la aceleración de la inflación ha provocado una mayor pérdida del poder de compra de los ingresos jubilatorios, lo que ha llevado a un empobrecimiento significativo de este sector de la población.
Para no ser considerados pobres, los jubilados deberían ganar al menos $334.149 por mes, según la línea de la pobreza establecida por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, la jubilación mínima actual se sitúa en $160.712,61, lo que resulta insuficiente para cubrir todas las necesidades básicas.
El cambio en el cálculo de la movilidad jubilatoria introducido por el gobierno de Macri en 2017 ha sido señalado como un factor clave en la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados, ya que esta nueva fórmula no ha podido mantener el ritmo de la inflación. Las sucesivas reformas y ajustes realizados por diferentes administraciones también han contribuido a esta situación, generando un impacto negativo en los ingresos y la calidad de vida de los adultos mayores en Argentina.