El consumo de nafta y gasoil en Argentina ha experimentado una marcada disminución del 20% en respuesta a los sucesivos incrementos de más del 140% en los precios aplicados por las petroleras desde noviembre, según informaron fuentes del sector a PERFIL. La desregulación de los precios impulsada por el gobierno de Javier Milei invalidó las estrategias de ajuste por debajo de la inflación implementadas durante buena parte de 2023.
Guillermo Lego, gerente general de la Confederación de Entidades de Comercialización de Hidrocarburos y Afines (CECHA), afirmó que desde mediados de diciembre hasta la fecha, las estaciones de servicio en diversas provincias han registrado una caída generalizada del 20% en la actividad.
El informe sugiere que los próximos incrementos podrían darse a través de la actualización de la carga impositiva sobre nafta y gasoil, así como por la disparidad entre el barril criollo y el crudo internacional.
En el primer caso, el congelamiento del impuesto a la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, dispuesto por el exministro de Economía, Sergio Massa, llegará a su fin el 1 de febrero. El ajuste impositivo podría implicar un aumento de entre el 8% y el 10% en los precios vigentes, afectando directamente a los consumidores.
Por otro lado, la eliminación del barril criollo y la convergencia con el crudo internacional podrían conducir a un reajuste en los precios. Lego señala que el productor ahora cobrará al refinador aproximadamente el valor internacional menos los costos adicionales, lo que podría influir en un aumento adicional.
Aunque se han reportado disminuciones en los precios de los combustibles en algunas estaciones, CECHA aclara que esto no es un fenómeno generalizado, sino más bien puntual en ciertas localidades. En general, no se observa una tendencia a la baja en los precios a nivel nacional.
Durante 2023, los ajustes de precios de los combustibles superaron el 260%, superando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) general. Cada 10% de aumento en las naftas y el gasoil se traduce directamente en un incremento del 0,4% en el IPC, con un impacto significativo en la inflación, especialmente en los últimos meses.