Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que, aunque la pobreza infantil bajó a nivel nacional, algunas ciudades continúan mostrando cifras alarmantes. Concordia (Entre Ríos) y Resistencia (Chaco) encabezan el ranking con un 75% de niños en situación de pobreza, compartiendo el primer puesto a nivel nacional.
El estudio, basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, muestra que la pobreza infantil alcanzó un pico del 67,3% en el primer semestre de 2024 debido a la crisis económica y la inflación. No obstante, en el segundo semestre del año pasado, cayó al 52,8%, un descenso de casi 15 puntos porcentuales y 6 puntos menos que en el mismo período de 2023.
La investigadora principal del ODSA, Ianina Tuñón, atribuyó esta mejora a tres medidas del Gobierno nacional: la recomposición de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la extensión de la Tarjeta Alimentar hasta los 17 años y la reducción de la inflación, que bajó del 276% anual en febrero de 2024 al 66,9% en marzo de 2025.
Persisten las desigualdades regionales
A pesar del descenso general, el informe alerta sobre una preocupante persistencia de un “piso alto” de pobreza infantil, superior al 50% en varias regiones del país. Las disparidades entre ciudades son marcadas: mientras aglomerados como Gran Mendoza o Neuquén evidencian mejoras, otras zonas, especialmente del norte argentino, registran retrocesos severos.
Además de Concordia y Resistencia, otras ciudades como Gran Catamarca, Río Cuarto, Gran San Juan, Posadas, Corrientes, Formosa, La Rioja, Paraná y Salta también superan el 60% de pobreza infantil, con algunos casos que rozan el 90%.
Tuñón explicó que estas diferencias no se deben únicamente a las transferencias de ingresos, que son iguales en todo el país, sino al impacto diferencial de la inflación y la debilidad de las economías informales. “Muchas políticas clave para la infancia dependen de las provincias. No se puede dejar todo en manos de la Nación”, afirmó.
Un desafío estructural
La pobreza infantil, subraya el informe, no es solo un fenómeno económico: implica privaciones en alimentación, educación y salud que tienen consecuencias de largo plazo en el desarrollo de los niños. “Desde 2010, nunca bajamos del 38% de pobreza infantil. Ese es un piso demasiado alto”, alertó Tuñón.
La experta destacó que algunos territorios, como Neuquén, han logrado mejoras significativas gracias al desarrollo económico regional (como el caso de Vaca Muerta), mientras que otros siguen sin avances por falta de políticas estructurales. Gran Mendoza, por ejemplo, fue citado como modelo por sus iniciativas de alfabetización y educación.
El camino hacia adelante
Aunque la tendencia general es descendente, Tuñón advirtió que, si las políticas se limitan a transferencias y control de precios, será muy difícil bajar la pobreza infantil por debajo del 38%. “Hace falta una inversión seria en educación, salud y empleo formal, y que las provincias pongan a la infancia en el centro de sus prioridades”, remarcó.
Finalmente, instó a los gobiernos provinciales a utilizar mejor sus recursos: extender la jornada escolar con alimentación incluida, reforzar programas de salud y transparencia en el uso de datos. “Los chicos pobres enfrentan caminos cuesta arriba. Sin intervenciones sostenidas, difícilmente los superen”, concluyó.
Fuente: Cadena 3